Parque eólico Santa Catarina, un éxito en energía renovable
El parque eólico Santa Catarina es una de las plantas de energía renovable más grandes del pa...
El país trabaja para diversificar los destinos de las exportaciones mexicanas y en esa tarea, China se perfila como un puerto obligado. La apertura de la nación asiática mediante acuerdos e infraestructura de transporte abre oportunidades de comercio exterior para las pymes mexicanas en la industria de la seda.
Aunque los beneficios para México de la relación comercial con Estados Unidos son evidentes, el resurgimiento de posturas proteccionistas en el entorno internacional y la actitud asumida por la actual administración federal de dicho país representan una llamada de atención para mejorar la actual inserción internacional de la economía mexicana mediante una estrategia que amplíe y diversifique sus relaciones comerciales y de inversión.
Es aquí donde China entra en escena. El gigante asiático ha puesto en marcha uno de los proyectos más ambiciosos de la historia moderna. El One Belt, One Road (obor), también conocido como la nueva Ruta de la Seda, prevé la construcción de importantes obras de infraestructura para enlazar a Asia con el norte de África y Europa. ¿Es la nueva Ruta de la Seda una alternativa para la diversificación comercial de México y el resto de países de América Latina? Este artículo explora ese proyecto, su trascendencia comercial y geopolítica, así como sus implicaciones para Latinoamérica y México en particular.
El One Road -una ruta- considera la creación o modernización de puertos marítimos en el Mediterráneo, el Mar Rojo, el Océano Índico y Mar del Sur de China. De hecho, algunos proyectos de infraestructura ya están en marcha, como la ruta del tren de carga Yiwu-Madrid que, tras un recorrido de 13 mil kilómetros por ocho países, conectará a esa ciudad costera china con la capital española.
La financiación del proyecto cuenta con 40 mil millones de dólares aportados por el gobierno chino, así como recursos provenientes del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB, por sus siglas en inglés). Más allá de los evidentes beneficios para el libre comercio, la infraestructura y las logísticas asociadas a ella, la nueva Ruta de la Seda constituye una apuesta del gobierno chino para extender su influencia geopolítica hacia una zona de gran trascendencia.
El gigante asiático ha propuesto una alternativa, la nueva Ruta de la Seda. Ahora corresponde a México entrar de lleno a la relación con China e iniciar la diversificación comercial y la proyección decidida al Pacífico.