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Las empresas mexicanas reconocen que la inversión en los procesos de automatización o manufactura inteligente es importante para ser más competitivas, de acuerdo con el estudio Soluciones de negocios de la consultora IDC. Aunque de 200 compañías consultadas sólo 34% reconocieron tener un presupuesto para innovar sus procesos industriales.
La Cuarta Revolución Industrial o la Industria 4.0 plantea la transformación digital en los sistemas productivos de una empresa con el objetivo principal de hacer más competitivo un negocio, define el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en el informe Innovación Colaborativa: Transformar empresas.
Las empresas que invierten en la manufactura inteligente o la automatización de sus procesos reducen hasta 70% las fallas en su operación.
Octavio Fernández, director general de Admexus, compañía especializada en manufactura y digitalización de procesos industriales en México, recomienda que antes de invertir en la manufactura inteligente, las empresas identifiquen claramente el concepto de la Industria 4.0 para determinar las áreas en que pueden aplicarla.
En la opinión del especialista antes de incluir nuevos procesos tecnológicos, el empresario debe definir sus metas y los factores externos que puedan impactar su proceso operativo así como las deficiencias actuales para invertir en las áreas que necesiten elevar su productividad y calidad.
Una vez definido estos elementos, las pymes deben tener claro el tipo de tecnología que necesita en sus procesos, los recursos para su desarrollo y contar con el personal indicado para aplicarlo
Manuel Nieblas, experto en manufactura de Deloitte México, en el análisis Implementando la industria 4.0 en centros de distribución afirma que una correcta evaluación determinará dónde se puede aplicar la automatización y dónde puede esperar esta inversión.
Fernández insiste en que las pymes reestructuren su plan de negocio de 5 a 10 años con la intención de definir cuál sería el impacto de su inversión y el alcance para competir.
La gran parte de las pymes tiene una capacidad de operar en base a sus ingresos, mientras que a nivel global, las compañías cuentan con un análisis de largo plazo que les permite invertir para elevar su competitividad.