Desarrollo de tecnología, una oportunidad de transformación industrial

El desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación (TIC) abre paso a la transformación industrial en el país, sin embargo, aún enfrenta retos de inversión en infraestructura así como la participación de las pymes mexicanas en este sector. Mónica Aspe Bernal relata para la revista Comercio Exterior el impacto que ha tenido la reforma en telecomunicaciones en el mercado mexicano y para los consumidores.

Desarrollo de tecnología, una oportunidad de transformación industrial

En primer lugar, la reforma impacto en los precios de los servicios con una reducción en promedio de 25% en los precios nominales de todos los servicios. En términos reales, es de 32%, una reducción enorme. Hay que destacar un crecimiento de 11% anual en el PIB del sector, que es el más alto del país. En usuarios de internet, de 2012 a 2015 aumentaron de 41 millones a 62 millones, explica Aspe Bernal.

¿Nos podría platicar en qué consiste el proyecto y cómo se inscribe en la estrategia digital?

Es una red de servicios móviles con la particularidad de que es exclusivamente mayorista. No puede vender servicios a los usuarios finales directamente, sino que se los tiene que vender a otros operadores, que a su vez le venden al usuario final.  La red ofrecerá una cobertura para el 92.2% de la población con la última tecnología que exista en el mercado, y por lo tanto, también va a impulsar la calidad de los servicios. La Red Compartida es muy importante para la estrategia digital de tal forma que todos los servicios digitales llegarán a más personas y a todos lados. Ésta debe tener la misma calidad en zonas urbanas y rurales para generar una mayor equidad en el acceso al mundo digital.

¿Cuáles son las tendencias mundiales en el desarrollo de este tipo de infraestructura?

En muchos otros sectores, el componente de infraestructura se separa del componente servicio. En el caso de telecomunicaciones, esto no ha sucedido tan rápidamente porque venimos de la privatización de monopolios públicos, verticalmente integrados, en todo el mundo. Poco a poco, por ejemplo, los operadores dejan de ser dueños de sus torres y las rentan; dejan de operar directamente sus redes de telecomunicaciones, contratan esa operación con los proveedores de tecnología, y se van integrando hacia las capas de contenidos, de manera que naturalmente se está dando esa separación en todo el mundo. La Red Compartida se pone al frente de esta tendencia, porque es la primera red móvil mayorista con un espectro tan importante.

El segundo punto es que la Red Compartida es muy innovadora, porque sin recursos fiscales permite que se presten esos servicios en zonas que normalmente no hubieran sido atractivas para los operadores.

Nuevos competidores

¿Por qué se eligió la figura de asociación público-privada (app) para desarrollar el proyecto?

Es un mandato de la reforma, ya que se requiere una gran cantidad de capital, a la que no podemos hacer frente con recursos públicos. Necesitábamos atraer inversión privada, y la app es un modelo que nos permite distribuir aportaciones y riesgos entre un inversionista privado y el gobierno.

La aportación pública a la app consiste en dar acceso a la banda de los 700 megahertz y a un par de hilos de fibra oscura que corren por la red eléctrica de la CFE. La aportación del lado privado es el capital para construir la red y operarla. Esto permite que tanto el sector público como la parte privada pongan lo mejor que tienen para sacar adelante un proyecto que ninguno de los dos podría desarrollar solo.

Con este tipo de proyectos se crean las condiciones de competencia y para la inversión en el sector con el objetivo de que se consolide como uno de los sectores económicos más dinámicos para el país.

Para contribuir en este objetivo, el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) financia – el proyecto Red compartida mayorista por la banca de desarrollo –con 4 mil millones de 17 mil– para fomentar la participación de nuevos operadores en el proyecto en 2018.